miércoles, 26 de octubre de 2016

Obras maestras II: El Nacimiento de Venus

Sandro Botticelli, El nacimiento de Venus, 1484
El estudio del Arte del Renacimiento en 3º de ESO, nos permite analizar con más detalle una de sus obras principales donde podemos observar una serie de características esenciales del estilo. El Nacimiento de Venus fue pintada por Sandro Botticelli hacia 1484 con la técnica del temple sobre lienzo. Tradicionalmente se creyó que formaba pareja con La primavera del mismo autor y era un encargo de la familia Médicis, en concreto para Lorenzo di Pierfrancesco, primo de Lorenzo el Magnífico, para adornar Villa di Castello. Hoy no se está seguro de ello, pero lo que si es cierto es que representa las ideas de la filosofía neoplatónica propia del círculo de este mecenas.


Tras su estancia en Roma para pintar en la Capilla Sixtina, Botticelli creó esta obra maestra. Representa la llegada de la diosa a las costas de Citera, Pafos o Chipre, según las fuentes, y no el nacimiento mismo de ella, a pesar del título. Nació entre las aguas del mar de los genitales del dios Urano (el cielo) cortados por su hijo Saturno. La diosa llega a tierra sobre una concha, su símbolo, e impulsada por el viento, representado por la figura del dios Céfiro, abrazado a su consorte, la ninfa Cloris. Le espera para cubrirla con un manto rojo, la ninfa que representa la primavera, que luce una túnica blanca bordada de acianos. Un ceñidor de rosas rodea su cintura, otras vuelan impulsadas por el viento, son la flor sagrada de la diosa. Sobre los hombros luce una guirnalda de mirto, otra de sus plantas propias, símbolo del amor eterno.


La diosa ocupa la posición central con la postura de la escultura antigua de la Venus Púdica en la que se cubre su cuerpo con las manos, ayudadas por sus largos cabellos dorados. Representa un ideal de belleza clásica construido por un modelo en el que resalta un cuello estilizado y un rostro de mirada distante y ensimismada. La tensión y la energía que Botticelli proporciona al dibujo se muestran sobre todo en las manos y los pies. Las cuatro figuras ocupan casi toda la composición en un gran primer plano. Al fondo se pierde la costa recortada y las aguas del mar en perspectiva. La ninfa Primavera está rodeada de un bosque de naranjos y debajo de sus pies florecen anémonas azules.

Sandro Botticelli, Autorretrato, 1475

La diosa Venus no representa el amor carnal, sino más bien la inteligencia pura o el saber supremo. La significación del cuadro está influida por la filosofía neoplatónica tan cultivada en los círculos intelectuales y literarios protegidos por los Médicis. Las referencias erúditas a la mitología clásica y al arte grecorromano son propios de la pintura del Renacimiento. De la misma manera la recuperación de los ideales de la belleza clásica que tienen en la figura del hombre y a la Naturaleza el modelo a imitar. Sandro Botticelli lo hace en esta obra maestra de la pintura que representa el prototipo de la belleza femenino.

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