La Piedad de Florencia, Miguel Ángel, 1550, Museo del Duomo/@fejerod |
Una de las obras más accesibles para el estudioso o el interesado en la obra escultórica de Miguel Ángel, es la Piedad conservada en el Museo de la Catedral de Florencia. El visitante puede acercarse y fotografiar hasta cierto punto libremente este ejemplo de la maestría artística del artista que en su época fue llamado el Divino. Un prodigio en el dominio del marmol para encarnar la extraordinaria fuerza expresiva que confiere al bloque pétreo, la llamada terribilitá. Ahora convertida, en esta obra, en un profundo sentimiento religioso.
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Unos cincuenta años después del extraordinario precedente de la Piedad del Vaticano, realizada en su juventud, ateniéndose a lo cánones clásicos, aborda de nuevo un tema que debía ser muy querido para el artista. Las diferencias son evidentes. La Virgen María pierde protagonismo y se coloca en un lateral en favor de Nicodemo, un autorretrato de Miguel Ángel. El conjunto lo completa la figura de María Magdalena. Con ello repite la composición piramidal, sin embargo, la figura de Cristo se contrae con violencia formando una línea serpentinata, una característica propia del Manierismo.
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Esta obra no fue terminada por problemas en la calidad del marmol, y casi destruída según la tradición. El propio autor la vendió a Francesco Bandini, tras cambiar el proyecto de colocarla en su propia tumba en Roma. Hoy todavía guarda, a pesar de todo, la belleza estética llena de simbolismo que cabría esperar de Miguel Ángel.